Observar la belleza de las flores, eso significa Hanami para la tradición japonesa. Hanami era un hermoso y sugerente nombre para un proyecto que comenzaba justo cuando los cerezos comenzaban a florecer. En apenas tres semanas habíamos acordado el conjunto de actuaciones y las líneas de referencia del proyecto.

En esta ocasión los clientes son una familia padre alemán, madre española de Valencia y un bebé de 2 años. En un primer momento me llamaron para organizar la habitación del bebé, su necesidad principal, pero pronto vimos que sería mejor abarcar la vivienda en su conjunto. Así la filosofía de toda la casa se planteó y aplicó de forma integral y coherente, como se aprecia en las imágenes.

La pareja llevaba varios años habitando la casa, por lo que conocían ya perfectamente las carencias de la vivienda. Comenzamos a buscar soluciones específicas.

Además, ambos teletrabajan, de modo que habilitamos una nueva zona de trabajo en el salón.

El dormitorio infantil ha sido prioritario en este proyecto. No faltan detalles de valor emocional, como unas banderas que cosió la abuela del bebé, o unas estrellas también cosidas por ella en el suelo de la cabaña.

La luz es otro elemento destacado del proyecto Hanami, extremadamente estudiado. También lo hemos cuidado, para que lo veas también: con las flechas puedes ver las lámparas encendidas o apagadas. Son llamativas la lámpara del dormitorio (diseño de Vernen Panton), de gran personalidad y las lámparas de pared de apoyo al sofá (Muuto), pero el efecto Wow llegó de la mano de la última pieza que llegó, la lámpara que pende sobre la mesa del comedor, diseñada por la empresa (LZF), valenciana por más señas, detalle que hacía especial ilusión a la cliente, de la tierra. Elaborada en chapa de madera delgada, con acabado natural, propone unos movimientos de la luz muy sinuosos en su peculiar recorrido. Salta a la vista en las imágenes, y desde luego en vivo, el enorme atractivo de esta lámpara y su capacidad de seducción.

Esencial en el proyecto ha sido la base de colores. Entre las respuestas que dieron al cuestionario que les propuse y tras conversar con ellos, salieron a relucir azules y algo de ocre, aparte de maderas naturales, guiños en verde y el tono burdeos de una de las puertas. En una de mis visitas a la vivienda, me enseñaron una lámina que había dibujado el bebé poco antes, con sus propias manitas, con apenas año y medio. Dio la casualidad de que la lámina contenía los mismos colores que yo había incluido en mi propuesta…

¡Nos quedamos sorprendidísimos! Propuse entonces enmarcar la lámina y concederle mayor protagonismo: desde entonces preside el salón, de manera que esta lámina, junto con las lámparas y el sofá, es lo primero que vemos al entrar en la vivienda.

Los clientes me han hecho saber que están muy satisfechos con el resultado del proyecto de interiorismo para el hogar. Hemos ofrecido soluciones acertadas a las carencias detectadas en la vivienda y a las premisas de partida: comodidad, facilidad de orden y limpieza, paleta de colores adecuada y aplicada a toda la vivienda, distribución apropiada de las habitaciones y de los elementos en el espacio, ajustada inversión en mobiliario nuevo que, además, resulta perfectamente trasladable y adaptable a otra vivienda. Ha sido clave en este sentido recurrir a piezas clásicas y versátiles, como el mueble de salón, de Treku, con estructura de madera en roble cepillado y el blanco de las estanterías.

He disfrutado y aprendido con el proyecto Hanami. Me ha permitido profundizar en mi reflexión sobre las habitaciones infantiles, materia que trataré con mayor detenimiento en mi blog.