De partida contábamos con un elemento muy favorable: la ubicación del espacio, privilegiada, en zona de tránsito hacia ascensores y aseos. También con obstáculos relevantes: el respeto y la necesaria convivencia con otras marcas, pero también con las normas del centro comercial.
Comencé a trabajar con un doble objetivo: aumentar la visibilidad del espacio, que destacase frente a otros cercanos, y para poner en relieve las prendas con las que Arggido viste a mujeres en más de 20 países.

La disposición del stand, en esquina, ofrece visibilidad desde muchos ángulos Aproveché esta ventaja para posicionar los carteles de la marca, luminosos, enfatizados con un diseño muy personal y elegante, muy visibles desde todos los ángulos. Y aproveché la segunda pared con el toque de profundidad que proporciona el espejo redondo. Como se aprecia en las imágenes, tiene efecto multiplicador.

El terminal de venta, en el centro, ofrece un anclaje visual de solidez y confianza para el usuario. Se integra en el entorno distinguido de la marca gracias a esos toques aparentemente sencillos del interiorismo que son, en realidad, conocimiento y experiencia del diseñador. En este caso, lo forré con un material ya presente en el puf y otros elementos del espacio.

La combinación de paneles y elementos exentos contribuye mucho a la accesibilidad y buena visibilidad de las prendas. Ofrecen soporte, pero también ligereza y flexibilidad. Era preciso obtener óptima presencia de las prendas de Arggido en cualquier temporada: los vestidos de verano ocupan el mismo espacio que los abrigos y las gabardinas, solo que en otras fechas. Todo colgado y nada sobre mesas ni baldas, era premisa de la marca.