La armonización de colores suaviza intensidades y da personalidad a cada espacio. Arrancamos con el verde en la zona del comedor, negro, beige, y al bajar empezamos a jugar con azules y mostazas. Para el salón propuse una gama de azules y colores muy neutros, acordes con el conjunto.

Imprescindible fue el proceso de distribución de espacios para uso de toda la familia. En las fotos se aprecia la arquitectura y las estancias trabajadas: dormitorio principal, vestidor, baño, cuarto de los niños, jardín… Transgresor este detalle: junto al escritorio, en lugar de una silla, he colocado un puf con esquinas redondeadas y patas negras. Lámpara y jarrones terminan de componer la estampa.

Abordamos el interiorismo del gran salón. Diseñé un mueble a modo de consola, a medida, para dar servicio a la iluminación y recortar la distancia hasta el sofá. Una pared está presidida por una estantería italiana de diseño muy cuidado, con marco en color gris humo y estructura irregular en arena, muy original. Se completa el diseño con una mesa de centro y una alfombra en sisal con una cenefa, ambas a medida con base en las proporciones adecuadas para la estancia. Escogí barra negra en las cortinas para suscribir un poco más la ventana y brindar máxima plenitud a la luz de la estancia. El recuerdo de familia lo encontramos en la escultura del caballo de mármol gris, junto al sofá.

La pared del comedor, que se abre al jardín, tenía alta prioridad porque tiene textura de ladrillo. Las sillas con el respaldo bajo y de rejilla teñida dan un toque diferente. El espejo frente al exterior potencia la luz y hace que el jardín entre en el comedor. Una alacena moderna convive bien con el ladrillo y con la madera de la mesa, a la par que brinda capacidad de almacenamiento.